domingo, 8 de noviembre de 2015

BASILEA

ACUERDOS DE BASILEA

BASILEA I
Acuerdo publicado en 1988.

En Basilea, Suiza, por el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores de los bancos centrales de:

•           Alemania
•           Bélgica
•           Canadá
•           España
•           Holanda
•           Suecia
•           Suiza

Se trataba de un conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía tener una entidad bancaria en función de los riesgos que afrontaba

Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así como cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento regulatorio con las modificaciones que considerase oportunas.

Dado que el acuerdo contenía ciertas limitaciones en su definición, en junio de 2004 fue sustituido por el llamado acuerdo Basilea II

BASILEA II

Acuerdo publicado en Junio de 2004

La consulta de Basilea ll se inicio en el año 1999 y el documento final de la misma se presento en Junio del 2004, conoció como “Nuevo Acuerdo de Capital” o “Basilea ll”, lo cual conllevo un extenso proceso de consulta con supervisores y banqueros de todo el mundo.

Enfrentar el riesgo de una forma más global y adecuar el capital regulatorio.
Fomentar la igualdad para competir
Fortalecer la estabilidad del sistema financiero.

Como resultado a estas medidas se va a incrementar la seguridad y solidez de los bancos, fortalecer la estabilidad de sistema financiero en su conjunto y mejorar la capacidad del sector financiero de servir como fuente de crecimiento sostenible para la economía en general

BASILEA III

Acuerdo publicado a partir del 16 de diciembre de2010.

Muchas instituciones no contaban con reservas suficientes para hacer frente a una crisis de liquidez.


A diferencia de Basilea I y Basilea II, ambos centrados principalmente en el nivel de reservas que los bancos deben mantener para pérdidas bancarias, Basilea III se centra principalmente en el riesgo de "bank run" (pánico bancario), exigiendo diferentes niveles de capital para las distintas modalidades de depósitos bancarios y otros préstamos. Basilea III no sustituye, en su mayor parte, a las directrices ya conocidas como Basilea I y Basilea II; más bien las complementa.


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